Permíteme compartir contigo una experiencia que me ha hecho sentir muy agradecida con el lugar en el que me encuentro en mi proceso de crecimiento personal y espiritual … Y sucedió, mientras estaba en una sala de espera. Te cuento:

Acabo de regresar de una revisión médica porque me tenían que controlar un nódulo que tengo en uno de mis senos … Y, por primera vez, ha sido una experiencia pacífica. A tal punto, que estaba tan relajada en la sala de espera que me sentía como si estuviera esperando una cita con cualquier otra persona.

Si has estado leyendo mis correos durante un tiempo, sabrás que los problemas de salud han sido uno de mis mayores desafíos; a raíz de experiencias traumáticas que me mantuvieron en estado de alerta todo el tiempo.

De hecho, antes de que me encontraran este nódulo en un chequeo de rutina (hace 6 meses), me sentía tan ansiosa en la sala de espera que mis pensamientos catastróficos estaban en llamas… Temía que pasara lo peor y me proyectaba viviendo todo el proceso.

Pero esta vez, fue diferente. Primero, porque en el fondo mi sabiduría interior me aseguraba que todo estaría bien pase lo que pase (y bueno, efectivamente, todo parece bien, solo tengo que seguir con mis controles).

Y, segundo, porque realmente he aprendido a manejar mis pensamientos catastróficos y mis emociones para no dejarme tomar por ellos. De hecho, si no pudiera manejarlos, no podría escuchar a mi sabiduría interior porque estaría cubierta entre tantos miedos.

Comprender por qué tengo estos pensamientos (cuando los tengo), qué hace que se acompañen de tanta ansiedad y cómo desarrollar inteligencia emocional para disminuir su intensidad, me ha cambiado las reglas del juego.

Porque hubo una época en que, estos pensamientos, no solo aparecían en temas de salud, sino cada vez que sentía que podía perder algo importante.

Por ejemplo:

Si me peleaba con mi pareja … La ansiedad me llevaba a pensar que íbamos a terminar.
Si alguien que quiero no me devolvía las llamadas… Seguro que algo malo le pasó.
Si tuve un mes bajo en el trabajo… Pensaba que estaba condenada al fracaso.

Y ese es el problema con los pensamientos negativos que, realmente, te pueden hacer perder la esperanza. La esperanza de algún día hacer realidad tus sueños, de tener una vida tranquila y segura, de sentirte capaz de disfrutar, sin importar lo que pase.

Si te gustaría aprendera a transformar este tipo de pensamientos para que dejen de limitar tu vida, este curso es para ti.

 

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