Cuando hablamos de estrés podemos encontrar muchas causas que lo originan.

Hoy te contaré una que pasa con mucha frecuencia e, incluso, sin darnos cuenta. Te aseguro que si aprendes a reconocerla, podrás disfrutar más tus actividades y la compañía de todos los que te rodean.

¿Quieres saber de qué se trata? Continúa leyendo. La buena noticia es que esta solución para el estrés depende única y exclusivamente ¡de ti!

Poniéndole un pare a la exigencia

Aprendí esta gran lección hace un año; cuando creé mi marca personal y página web.

Al comienzo, estaba muy entusiasmada porque estaba dando un gran paso hacia mis sueños; sin embargo, después de un par de semanas de trabajar en esto casi full day… mi entusiasmo se convirtió en desesperación y frustración.

¿Cómo algo en lo que tanto soñé se pudo convertir en una de mis principales causas de estrés? Esta pregunta me hizo parar.

Me senté, medité y me conecté con dios y con mi sabiduría interior; y le pedí que me muestre que había hecho para convertir este tiempo en una tortura…

Y así, escuché una voz dentro de mí que dijo:

“¡SUELTA! Deja de ser tan exigente, deja de tratar de que todo salga exactamente como tú quieres y empieza a disfrutar el camino

¿para eso no fue que te atreviste a dar este primer paso?”

Wowww, fue una gran revelación para mí. En ese momento, me dije:  “voy a dar lo mejor, pero pararé cuando empiece a desconectarme con el propósito de este proyecto, porque esa energía no me llevará a ningún lado.” 

Cuando la exigencia traspasa el estrés 

Comparto contigo esta historia para mostrarte cómo la exigencia es una gran causante de estrés. Incluso, la exigencia puede traspasar la barrera personal y estresar también a otros.

Me explico. Cada vez, que te encuentres pensando o diciendo “ellos deberían comportarse así, estás imponiendo lo que tú crees sobre otros; y sin querer, les estás quitando el derecho a elegir.

Puede que tu intención sea la mejor, pero si observas las consecuencias de esta actitud, notarás que solo aleja a los demás o los pone a la defensiva.

Nadie quiere estar al lado de una persona que constantemente le diga que hacer, lo critique o lo corrija.

Por supuesto que es válido sugerir,  dar tu opinión, pero este es solo un punto de vista; reconocer la diferencia cambiará los resultados.

3 pasos que te ayudarán a disminuir el estrés  y comenzar a disfrutar más tu vida

1  Paso: reconoce si estás siendo exigente

Cuando te sientas tensa o estresada, pregúntate si la exigencia tiene que ver con esto. Si la respuesta es sí, continúa con el paso 2.

2  Paso: pregúntate ¿para qué lo hago? 

Esta respuesta es oro en polvo. Si lo haces para asegurarte el éxito, reflexiona si realmente lo estás consiguiendo, sin sabotear otras áreas de tu vida.

A veces, la exigencia aparece cuando tratas de evitar algo; por ejemplo: fracasar, equivocarte o perder algo.

En serio, nada te asegura que a tu manera los resultados se darán; puede que sí, pero también puede que no.

Date un tiempo para respirar, parar, soltar, dar una vuelta y chequear con tu intuición para que te guíe a recuperar el entusiasmo.

3 Paso: pon en una balanza

Por último, si tu exigencia está tratando de cambiar lo incambiable y si pones en una balanza lo otro, no aporta nada de valor a tu vida… quizá llego el momento de soltar y decir adiós.

Hazlo por el bien de todos los involucrados.

Palabras en acción

Si te encuentras en una situación así, te animo a seguir estos 3 pasos, ahora.

Cuéntanos en los comentarios que encontrarás al final de esta publicación, lo siguiente: 

¿De qué te estás perdiendo por ser exigente? y ¿Qué crees que pasaría si sueltas la exigencia y disfrutas más la vida?

Deja un comentario y házmelo saber. Por favor, siéntete libre de colocar todos los detalles que quieras, muchas de las personas que ven este blog se beneficiarán con tus respuestas.Los comentarios serán publicados. 

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