La semana pasada, me tocó vivir una de los duelos más dolorosos de mi vida; sin embargo, descubrí que, incluso, en momentos de profunda tristeza, puedes aprender grandes lecciones y seguir creciendo.
A lo largo de mis casi 33 años, han fallecido personas queridas, pero ninguna con una relación tan fuerte como la que tuve con Ozzie.
Cuando llegó mi bebé, hace 12 años, llenó mi vida de un amor incondicional y ternura que solo su mirada podía reflejar.
Tanto así que en mi certificación de coaching, cada vez que nos pedían que imagináramos la ternura; la mirada de Ozzie me conectaba con esa emoción.
Era un perrito muy noble, enérgico, vital, juguetón y amaba que le tires la pelota lo más lejos posible. No había forma que se canse (de testigo está mi novio cuando jugaban en el parque).
¿Qué paso?
Ya venía malito hace casi un año. Su salud tenía subidas y bajadas, pero pensabamos que era parte de su edad (11 años).
Lamentablemente, tarde, le descubrímos un cancer que acabó con su calidad de vida por completo.
Fue así, cómo me tocó tomar la decisión de poner a dormir a mi primogénito perruno y empezar así mi duelo. Creo que hasta, ahora, es la decisión más difícil que he tomado en la vida.
“Preparándome para el final”
En los último meses, intuyendo que llegaría el final, le dediqué la mayor parte de mi tiempo y atención.
Le di todo el amor que pude. Todas las salidas al parque que me eran posibles; y me prometí que lo aprovecharía al máximo.
Había aceptado mentalmente su futura muerte y estaba en paz; pero, me olvidé del corazón.
Su muerte puso a prueba lo que Brene Brown menciona en su libro Frágil “Nada te prepara ante la pérdida de un ser querido”, ni siquiera el saber que se avecina.
El día que tomé la decisión de dormirlo, quedé devastada. Toda la preparación mental, se fue al cacho.
En estos días de duelo, he tenido altos y bajos. Mi corazón pasó de la negación “no puedo creer que ya no esté” a “ya no está” y fue extremadamente doloroso; no solo en lo emocional sino también en lo físico, me dolía hasta el pelo.
Aprendizajes sobre el duelo que me enseñó su partida
1) No existe tal cosa cómo prepararte mentalmente para el dolor:
Por las puras tenemos pensamientos negativos. Cuando duele, duele y no hay más que hacer que sentir.
Por lo tanto, no tiene sentido dejar de disfrutar la vida con posibles preocupaciones por anticipar una pérdida.
2) Cuántas creencias limitantes puedes descubrir en momentos dolorosos:
Contra todo pronóstico, descubrí que en mi subconsciente llevaba la premisa “hay que llorar a los muertos”; y cada vez que me reía o disfrutaba un rato, me aparecía la culpa ¡qué masoquismo!
3) Date el tiempo de llorar y llorar y llorar, sin importar lo que te diga el resto:
Esas lágrimas salen del alma y tu cuerpo necesita botarlas para limpiarse y recargarse de energía.
Comprimirlas solo te hará daño.
4) No le hagas caso a los bien intencionados que te dicen frases como “fue lo mejor”, “ya está descansando”, “no llores”, “levántate y haz algo”:
Ignóralos y escucha a tu cuerpo. Si no te sientes lista y puedes descansar, descansa. La tristeza baja tu energía y es normal que necesites más reposo, no te fuerzes.
Todos somos diferentes y tenemos distintos procesos de duelo.
5) Las palabras sobran:
6) Escucha tu corazón:
Tu sabiduría interior sabe qué es lo mejor para ti. Cuídate mucho y , nuevamente, respeta lo que tu cuerpo necesita.
Mi querido Ozzito me enseñó cómo es la partida de un ser muy amado y si tienes animalitos seguro sabes cuánto se los quiere.
Yo le estoy eternamente agradecida a Ozzie por haberme acompañado todos estos años; y, también, por tener un nuevo angelito al cual puedo llamar por su nombre a mi lado.
Me encantaría escucharte
¿Cómo ha sido tu experiencia en un proceso de duelo? ¿Cuáles fueron las principales lecciones o aprendizajes que te llevaste?
Deja un comentario y házmelo saber. Por favor, siéntete libre de colocar todos los detalles que quieras, muchas de las personas que ven este blog se beneficiarán con tus respuestas. Los comentarios serán publicados.
Te mando todo mi cariño y agradecimiento por estar aquí y leerme.
Con mucho amor
Fiore
PD: Hoy tenía planeado publicar un post distinto y el Universo me cambió los planes ;)… Así es la vida.
Hasta la próxima
He pasado procesos de duelos muy distintos , los dos primeros con la muerte de mis padres cuando tuve 23 y 26 años y hace poco pasé otro proceso cuando terminó mi relación de más de 10 años.
La primera experiencia fue con la muerte de mamá , el proceso de rabia hasta llegar a la aceptación me duró dos años. Conocí la depresión profunda , rabia descontrolada y mucho dolor. Luego de todo ello , decidí hacer cambios en mi vida , retomar mis estudios , arreglar mi casa y viajar como a mamá le hubiese gustado y así fue.
Esos años me enfermé mucho , mi cuerpo , mi espíritu gritaba ayuda y no le hacía caso.
Cuando estuve emocionalmente más estable , papá cae enfermo y fallece luego de 15 días en coma. Fue la navidad más triste que he pasado teniendo a papá conectado a un aparato que le dio vida artificial por unos días. Luego de perder a mamá tuve mucho miedo que papá se vaya , ese miedo se convirtio en resignación cuando veía que papá sufría mucho y solo esperaba que Diosito lo sane o se lo lleve porque era todo muy crítico .
El proceso del duelo de papá me tomó un año , pero ésta vez acompañada de ayuda psicológica pues la gran lección que tuve desde lo de mamá fue que si no controlaba mis emociones podían lograr que las infecciones vuelvan las veces que quieran .
Leí mucho durante ese año sobre los procesos de duelo y además emociones . Luego de todo , decidí listar las cosas que me hacían feliz y empecé hacerlas.
Por último , el proceso de duelo con la separación de mi pareja lo tomé con mucha más calma. Definitivamente los procesos anteriores me han ayudado a manejar ese proceso y a identificar las etapas , no pasaron 15 días y sentí que había llegado a la resignación y perdón . Y a seguir !
Ana Liz muchas gracias por compartir tu respuestas con nosotros. Eres un ejemplo de fortaleza, desarrollo y compromiso.
Gracias mucho amor para ti.